Adiós y perdón por estar tan estresada

Duermo porque es lo que más necesita mi cuerpo, son las siete de la mañana…

-Mamá, no hay champú ni crema para el pelo!!!

-Utiliza el mío

-Tampoco queda!

Me levanto y busco en el armario encuentro un frasquito pequeño. Aprovecho que ya me he tenido que levantar y me voy a la cocina. Saco la licuadora para el zumo de manzana y pera y el exprimidor para el zumo de naranja. La tabla del embutido, corto fuet. Tostadora a toda marcha. Preparo los bocadillos, dos para desayunar en casa, dos para la hora del recreo.

Mi hija mayor rebuzna. Que si esto, que si lo otro, que si lo de más allá. Se queja por y de todo mientras se seca el pelo, se hace la raya de los ojos y se viste impecablemente. A la pequeña ni la oigo se limita a tomar su zumo, comer su bocata y recoger sus cosas.

Yo tengo las escasas fuerzas que me permiten mantenerme en pie y despacio, muy despacio hacer lo imprescindible para que desayunen. Eso sí, advierto que si sigue quejándose dejaré de prepararle el bocadillo  y hacerle el zumo.

-Bueno, pues no desayunaré!

-Pues peor para ti!- le contesto.

Son las siete y media, me tomo mi zumo en la cocina y ellas se van. Liliana se acerca a mi.

-Adiós- me besa- y perdón por estar tan estresada.

Yo me preparo un café con leche y me siento en silencio frente a un batallón de pastillas. Con un poco de suerte esta hija de puta me permitirá pasar el día medio regular. Eso sí, tendrá que pasar un buen rato para que la química empiece a hacer su efecto.

Por suerte la cafetera que compró Antonio hace un café excelente. 

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Ahora entiendo lo del tetrabrik

3 respuestas to “Adiós y perdón por estar tan estresada”

  1. Cuando se puede dormir bien, es lo mejor del mundo, yo ahora que ando mejor después de un verano terrible, el cuello se empeña en darme la tabarra, me despierta un dolor que no me deja mover, ya que éste se encuentra completamente rígido, así llevo un par de noches, por fortuna lo muevo un poco y me vuelvo a dormir, pero ya no es el mismo descanso. Lo que si te digo es que tu licuadora es igual a la mía, vamos que me voy a la cocina a comprobar que está, no vaya a ser que se me fuera para tierras catalanas. Besitos.

  2. El cuello lo tenemos las dos pa donarlo a la ciencia, igual que otras cosas, claro. La licuadora ya tiene unos añitos Pepi, pero ahí sigue dando su servicio.
    Un beso

  3. Hacia días que no me pasaba por aquí, así que he estado leyendo un poco lo atrasado, estoy vaga chica, vaga para escribir desde un tiempo para aca, y vaga para leer todo sea dicho, me he embullido (se dice así?) en el mundo de las fotos y ahí paso el poco tiempo que tengo que para meterme en la red, tampoco hay ninguna motivación especial que me lleve a escribir tal como me gusta hacerlo, vamos es una época bastante en blanco diria yo.
    Veo, mejor leo que estas bastante jodidilla y sin muchas ganas, o mejor fuerzas para nada, lo siento Carmen, es una p.m. mas de todo, espero que recupres un poco al menos de fuerza y ánimo.
    Un abrazo.

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